Descripción enviada por el equipo del proyecto. Este proyecto es el resultado de un concurso organizado por el Ayuntamiento de Madrid en 2007. El objetivo era volver a usar uno de los edificios del antiguo matadero de la ciudad como un nuevo centro cultural y un contemporáneo espacio multifuncional. Dependiendo de las necesidades de cada momento el espacio podría ser utilizado como sala de conciertos, sala de exposiciones, sala de conferencias o pasarela de moda. Se pidió un sistema móvil que transformase el espacio de acuerdo con el programa requerido, una versátil sala de exposiciones que puede funcionar como la mayor sala de exposiciones de Madrid o bien como un conjunto de espacios de exhibición independientes más pequeños.
El aspecto de mayor valor del edificio es que se ha convertido en imagen representativa de la ciudad desde principios del siglo, su interés radica no tanto en su calidad arquitectónica como en lo que representa como legado histórico. Nuestro propósito fue el de revalorizar la memoria del lugar, queríamos que nuestra actuación fuera la mínima y que sobre todo pusiese en valor lo existente. Una decisión fundamental fue recuperar la fabrica de ladrillo cerámico original. A pesar de que la propiedad en un primer momento sugirió la idea de dejar las paredes en el estado en el que estaban, con sus graffitis y desconchones, evidenciando el estado de abandono en el que había estado la nave durante años nosotros decidimos picar el yeso que recubría las paredes para sacar a la luz los sistemas constructivos de la época. Cuando el ladrillo se hizo visible, cambió por completo la percepción del lugar, la escala se transformó, reforzando las proporciones monumentales de la nave. Este paño cerámico, oculto durante mas de un siglo, resultó ser el elemento definitivo que imprime carácter a toda la actuación.
El resto de decisiones fueron enfocadas a crear un espacio neutro que no hiciese mas que valorar la historia del lugar y a su vez resolviese todos los requisitos de flexibilidad de un espacio multifuncional para el arte. Un solo elemento y un solo material fueron suficientes.
Propusimos un objeto cotidiano como es la puerta para resolver todas las dificultades que se exponían en las bases. Así pues, en el proyecto resultante, una secuencia de puertas de acero cierra el espacio central formando un vacío rectangular que queda separado del resto de la nave y que puede ser utilizado como espacio para diversas actividades vinculadas con la cultura. Cuando se abre este conjunto de puertas, se conecta el vacío central con el resto del espacio, logrando una total flexibilidad.
La introducción del espacio de doble altura, rodeado por las puertas contrasta con el carácter tectónico y la arquitectura atemporal de la envolvente del matadero. A pesar de que el cliente quería que el espacio central fuera totalmente oscuro, se mantuvo la posibilidad de tener luz natural. Las mismas puertas que sirven para dividir el espacio también se utilizan como contraventanas con el fin de obtener el control lumínico que es necesario en este tipo de espacios. La distintas posiciones de las puertas en los dos niveles define en cada momento una imagen arbitraria, distinta, que es el resultado de el uso natural del edificio.
La estructura existente, y las nuevas puertas de acero presentan un aspecto oscuro propio material, y se distinguen del resto de elementos de la actuación. Queríamos con esto resaltar mas todavía la presencia del naranja intenso de la cerámica, un homenaje al material, al sistema constructivo. El éxito de nuestra propuesta no ha sido elegir un material novedoso de catalogo, sino valorar, rescatar, el que siempre ha estado ahí.
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